La Serra de Tramuntana se extiende a lo largo y ancho de 61.191 hectáreas. Cerca de 300 hectáreas, es decir cerca de un 0,4 por ciento, ahora están bajo vigilancia de una iniciativa privada que pretende convertirlas en una especie de parque natural. Solo es una gota en el desierto. Pero este proyecto, hasta el momento único de su tipo, parece bien pensado y ya está dando resultados positivos:

menos basura, un bosque más ordenado, mejor señalización. ¿Podría hacer escuela?

Desde luego sería deseable, sobre todo en zonas igual de frecuentadas por el turismo excursionista que Valldemossa. En los valles de Sóller, a lo largo de la "Ruta de Pedra en Sec" GR-221 o en el Torrent de Pareis, que parece un centro internacional de escaladores sin servicio de limpieza. Las fortunas privadas disponibles en la isla probablemente bastarían para financiar la puesta al día de amplias parte de la Tramuntana. Solo que ­lamentablemente no todos los propietarios son altruistas amantes de la naturaleza. Proyectos basados exclusivamente en donaciones privadas, por tanto, solo serán parcialmente posibles.

Ahora bien, hay muchos otros caminos hasta ahora poco transitados en Mallorca: las grandes movilizaciones de voluntarios, por ejemplo, no solo son posibles tras desastres como el incendio de Andratx, sino en cualquier momento. Los interlocutores serían las muchas asociaciones de montañistas, escaladores y excursionistas, que también podrían apadrinar una montaña o un tramo del camino. En Alemania, los llamados Alpenvereine no hacen otra cosa: desde hace generaciones mantienen los caminos en los Alpes, plantan árboles y cuidan del bosque.

Una, si no la tarea principal seguiría en manos de la administración pública. Tiene que encauzar y coordinar la iniciativa privada. Porque una sierra -a estas alturas esto debería estar claro- no se puede abandonar a su suerte. Por tanto: Conselleria de Medi Ambent, Consell y Co.: ¡haced algo! Y que por favor no sea otro plan director que acabe olvidado en algún cajón.