Sí, desde luego: la iniciativa de la CSU bávara de "instar" a extranjeros residentes en Alemania a hablar alemán en casa es ridícula por lo exagerada y, además, ha sido inflada también por la atención mediática. Pese a ello, detrás de esta propuesta se oculta más que la mera caza de votos en la extrema derecha del espectro político que algunos suponen. En cuestiones idiomáticas, la tentación de dar un paso más, hacia las familias, es grande. Quien por las razones que fuere considere extraordinariamente importante el dominio del alemán, catalán o español, tarde o temprano se planteará la pregunta de si este objetivo no se pudiera alcanzar mejor si también se impulsara en el ámbito privado. Nos suena también en Mallorca: alumnos a los que se les "insta" en el patio a hablar catalán -y no castellano - y llamamientos a cuidar del idioma isleño en el seno de la familia. En este caso, no obstante, a diferencia de lo que sucede en Alemania, no se trata tanto de una exigencia a los extranjeros, sino del intento de cambiar la relación de fuerzas entre las dos lenguas cooficiales de la isla. Ahí radica una diferencia sustancial, como también lo demuestra una entrevista en esta edición del Mallorca Zeitung con una catalanista que se muestra muy conciliadora con los extranjeros. En Alemania, por el contrario, semejantes pretensiones idiomáticas muchas veces son el resultado de un extendido imperativo de la integración. No lo dice la ley, pero sí lo sostiene así la vox populi: quien viva en Alemania ha de aprender cuanto antes el idioma. Que ello sea deseable desde el punto de vista social y económico está fuera de toda duda, y los correspondientes incentivos son importantes. Pero más allá de ello resulta peligroso jugar con la idea de forzar a los inmigrantes a integrarse en la sociedad mayoritaria con el poder de lo fáctico, como, por ejemplo, los permisos de residencia. Los seres humanos no somos así. No todos quieren integrarse, y es igualmente posible convivir de manera pacífica uno al lado del otro. A los alemanes que vivimos en Mallorca esto nos consta muy bien.