En estos días se vuelve a ver los ciclistas del norte y centro de Europa recorrer la isla. Mallorca, en los últimos años, se ha ganado una buena reputación entre los aficionados. Pero los más de 100.000 ciclistas que peregrinan a la isla son visitantes exigentes que pagan buen dinero por encaramarse al sillín. Por ello mismo resulta fácil también espantarlos, sobre todo con un mal estado de las carreteras y una infraestructura insuficiente. Y de ello, lamentablemente, en el paraíso ciclista mallorquín hay demasiados ejemplos. El cierre en parte caótico e improvisado de los baches en muchos tramos ha conducido a kilométricas colchas de retazos que incluso provocan caídas entre profesionales. Una comisión para la seguridad vial de los ciclistas creada hace dos años ha destapado algunos de estos puntos negros que luego en parte han sido subsanados por el Consell de Mallorca. Sucede, sin embargo, que más de un proyecto acaba enredado en la maraña de competencias. La puesta al día del Camí Vell de Muro, es un ejemplo de ello. Esta "autopista de los ciclistas" necesita ser renovada con urgencia, pero no es de competencia del Consell. Al igual que en muchos otros casos, los responsables son los respectivos ayuntamientos y éstos o todavía no reconocen la necesidad de las mejoras o no cuentan con los recursos financieros requeridos. Además, también en el caso del Consell se tarda demasiado en actuar. Es el caso del peligrosísimo túnel de Monnàber en la Serra de Tramuntana. Desde años aquí se pretendía instalar una iluminación. Supuestamente, el proyecto debía haberse concluido en 2012, pero solo ahora, tres años más tarde, se ha encendido la iluminación durante la vuelta ciclista profesional Challenge Mallorca. No de forma definitiva sino tan solo a manera de prueba. Hasta que se haga luz en el túnel aún pasarán algunos días. Y el riesgo de accidentes, de momento, continuará.