Aunque el peligro para el medio ambiente aún no haya cesado el miércoles por la noche: ha habido suerte. Ni entre los pasajeros ni entre la tripulación hay víctimas que lamentar tras el incendio del "Sorrento". Pero también es cierto que las circunstancias han sido favorables: el accidente sucedió de día. Todos los pasajeros estaban despiertos y pudieron reaccionar con rapidez. Hubo barcos cerca. No hacía mala mar. Solo una décima parte del ferry estaba ocupado. Y hasta el alto coste del combustible en Baleares por una vez sirvió de algo: los tanques del "Sorrento" no estaban llenos, porque los ferrys se abastecen en los puertos de la península, donde el combustible es más económico. Pero todo también hubiese podido resultar distinto.

Lo que ahora importa es determinar las causas del incendio y sacar las conclusiones pertinentes. Por una lado en lo que al aspecto técnico se refiere. Ninguna ­compañía puede evitar un cortocircuito en el garaje (se sospecha que esta pudo haber sido la causa). ¿Pero por qué se expandió tan rápido el fuego? ¿No funcionó el sistema de extinción de incendios? ¿Transmediterránea examinó a fondo al "Sorrento" después de que en enero otro buque de la misma serie, pero seis años más joven, el "Norman Atlantic" fuese presa de las llamas? ¿Hubo suficientes ejercicios de emergencia para pasajeros y tripulación?

También caben preguntas al Govern. Por lo visto, no existe un plan de emergencias para un accidente de este tipo y sus efectos sobre el medio ambiente. Esto, al menos, es lo que sugiere la frenética búsqueda de un lugar al que se podría llevar al buque averiado. A más tardar después del hundimiento del "Don Pedro" en 2007 se hubiese tenido que pensar en cómo proceder en estos casos. Por supuesto que la seguridad absoluta no existe. Pero la sensación de seguridad en caso de emergencia se podría aumentar considerablemente si hubiese seguridad de que todos los implicados al menos cumplen con los estándares mínimos.