Seguramente muchos aún se acordarán de las imágenes de cómo en 2011 se destruyó en las Avenidas en Palma un carril bici después de la llegada al poder del PP. Cuesta ilustrar mejor al pueblo de cómo se suele tirar el dinero de los contribuyentes. ¿Pero acaso es mejor la izquierda, que en aquel entonces arremetió duramente contra esta medida y ahora ha vuelto a tomar el mando? Aun sin mediáticas imágenes de excavadoras en labores de demolición, el primer balance, a seis semanas de las elecciones, es poco esperanzador.

Ya el hecho de volver a hacer todo distinto cada cuatro años devora innecesariamente grandes cantidades de dinero. En vez de, por ejemplo, eliminar por puras razones ideológicas el modelo de enseñanza trilingüe TIL -que aunque fallido, costó lo suyo elaborarlo-, también se hubiese podido mejorarlo, para que no todo haya sido en vano. También volver a cuestionar los proyectos ya autorizados, como es el caso del centro comercial de Ses Fontanelles, es poco eficiente desde el punto de vista económico, además de una afrenta a los inversores. Y tampoco tiene sentido que después de cada cambio de gobierno se proceda a cambiar buena parte del personal administrativo, con la consiguiente pérdida de experiencias y una parálisis de varias semanas. Quien con bombos y platillos ha anunciado privilegiar los contenidos sobre los cargos no debería dar importancia a las preferencias políticas de sus colaboradores, que al fin y al cabo solo han de hacer su trabajo. El primer caso que demuestra lo contrario no se ha dejado esperar: la designada secretaria general en la consejería de Turismo de Biel Barceló (Més) ha tenido que dejar el cargo porque su esposo fue alcalde del PP en un pueblo.

También otros vicios del establecimiento político, con los que los partidos de iquierda supuestamente querían romper, han aparecido en poco tiempo: los salarios solo se han recortado mínimamente, el aparato administrativo se sigue inflando a lo largo y ancho de las instituciones, y en parte se ha aumentado incluso el número de puestitos de asesores. Lograr credibilidad es otra cosas.