De haberse mantenido hace diez años la ecotasa en Baleares, mucho se hubiese podido hacer: comprar fincas y así extender las áreas protegidas, contratar guardias, prevenir a gran escala incendios, reparar las tuberías de las depuradoras € La lista todavía se podría alargar mucho más. Así lo demuestran los actuales problemas medioambientales en el noreste de Mallorca. Un incendio ha destruido parte de un área natural poco cuidada en el idílico paisaje de Son Serra de Marina. Y la ruptura de una tubería ha vertido aguas fecales directamente en el primer parque natural de Mallorca, s´Albufera.

Es en estos temas en los que se verá si el Govern de izquierdas logra llevar a la práctica su muy pregonada política de sostenibilidad y encontrar un equilibrio entre desarrollo económico y la protección del medio ambiente. En la coste noreste de las isla, entre dunas, lagunas y bosques de pino, aún se extienden espacios naturales con los que Mallorca, con todo el derecho, puede argumentar haber conservado su carácter original pese al boom turístico. Sin duda hay también otros frentes abiertos en la protección del medio ambiente en Mallorca, y ello sin mencionar el actual problema de la escasez de agua. Pero los ingresos del turismo fluyen, la nueva ecotasa se ha introducido sin problemas y los argumentos que remiten a las omisiones de los precursores políticos poco a poco perderán peso en los tres años de legislatura que todavía restan.

Sobre todo, sin embargo, el Govern debería aprovechar la coyuntura: rara vez la consciencia sobre la necesidad de proteger mejor la naturaleza y los recursos naturales fue tan marcada como ahora. Muchos residentes y turistas probablemente no solo saludarían una política que tome rápidamente medidas contundentes, sino que incluso estarían dispuesto a poner de su parte, por ejemplo a la hora de reforestar, para así atacar de una vez la larga lista de tareas pendientes.