Aprimera vista, poco tienen que ver estas imágenes con los terroríficas escenas que con una regularidad escalofriante nos llegan de aguas libias e italianas: quien busque en Youtube el nombre de la pequeña ciudad portuaria Dellys y la designación francesa de Mallorca, se encontrará con películas en las que alegres jóvenes, cantando y aplaudiendo, se dirigen a Europa. En uno de estos videos se ve incluso una ballena al lado de una lancha llena - mas no repleta - y grande es la alharaca. Desde luego, solo son pequeños, seguramente no representativos retazos de una travesía que no deja de ser peligrosa. Pero encajan con la conclusión (pág. 4-5) de que en este trayecto, al menos hasta ahora, no operan bandas de tráfico de personas y que aquí, hasta donde se sepa, aun no ha muerto nadie. Dellys-Mallorca: en cierto modo es ésta una corriente de refugiados light (al igual que, dicho sea de paso, el desembarco de alemanes en la isla es una emigración

light). Todo lo cual no quiere decir que esto tenga que seguir siendo así en el futuro. Aunque partiendo de un nivel muy bajo, se viene detectando un aumento de las pateras. Algo parecido parece estar sucediendo en las otras rutas argelinas. Que en el caso de Dellys aún no se hayan expandido las mafias probablemente tiene mucho que ver con que no es fácil llegar allí para los que huyen de otros países de la región, con que la pérdida de control estatal no es total y con que la situación económica es crítica, pero no catastrófica. Todo ello, sin embargo, puede cambiar. Y qué duda cabe de que también en Argelia hay un gran número de aspirantes a dar el salto. Al igual que en gran parte del norte de Áfric,a la inmigración a Europa es la única perspectiva de ascenso económico y social para muchos jóvenes. Sistemas de radar y control cada vez más sofisticados para detectar las pateras puede que intimiden a quienes jueguen con la idea de intentarlo. Pero no evitarán una ulterior inmigración. Ni aquí ni en otras partes del Mediterráneo.