Se dice muy fácil que también los alemanes que viven en Mallorca deberían asumir su derecho a votar en Alemania - sea por sus propios intereses, los de los alemanes en el extranjero en general o simplemente por responsabilidad civil. Sin embargo, para empezar, nos encontramos con un obstáculo burocrático que resulta tan banal como difícil de salvar. Mientras que ya es posible solicitar una hipoteca desde casa en pijama, para registrarse en el censo electoral es necesario rellenar un impreso que no se puede guardar, imprimirlo y encomendárselo a tiempo a la parsimonia de Correos. No es misión imposible pero un obstáculo relevante para muchos residentes alemanes.

Por otra parte, los candidatos alemanes tampoco se esforzaron mucho respecto a los votantes en el extranjero. En la campaña se han tratado muchos temas, incluyendo los experimentos con animales, el desperdicio de alimentos o el límite de velocidad en las autopistas. Sin embargo, ¿se mencionaron alguna vez los colegios alemanes en el extranjero, el convenio de doble imposición o las prestaciones en especie de la Ley de Dependencia alemana para compatriotas en el extranjero? Es comprensible que los políticos alemanes vean a Mallorca más como lugar para desconectar que como residencia de sus votantes. Pero no ayuda para motivarnos a votar.

Pero sobre todo los alemanes que llevan viviendo mucho tiempo en Mallorca poco a poco pierden la relación con su antigua patria conforme crece su interés en la vida pública en Mallorca y toda España. Los telediarios alemanes parecen emitirse desde otro planeta donde se habla del combustible diesel, de Erdogan y de la crisis de los refugiados en vez del turismo, del separatismo o de la corrupción. ¿Qué país es esta Alemania donde se está abriendo una brecha enorme y amenaza con estrenarse en el Bundestag un partido populista de derechas?

Tomar partido en esta situación: he ahí al menos un motivo para que los alemanes en Mallorca no nos quedemos fuera.