No importa qué convicción política se tenga, se ha de estar agradecido a Pablo Iglesias y su agrupación política, que ni siquiera ha cumplido un año de existencia. De corte claramente izquierdista y con un fuerte énfasis en la democracia de base, esta agrupación está disputando los primeros puestos en las encuestas a los grandes partidos. Podemos está sacudiendo España y se dispone a romper una especie de

nudo gordiano en el año electoral de 2015. Donde antes, habida cuenta del sistema bipartidista, no se vislumbraban verdaderas alternativas y tanto socialistas como populares parecían confiar en que la frustración con el adversario político acabara encauzando las simpatías hacia el propio partido, ahora ya no valen las misma reglas. Quien no combata sistemáticamente la corrupción, quien permita que la crisis social se siga agudizando y quien infravalore el enfado de los electores será castigado sin piedad. Este efecto Podemos, de entrada, es un efecto indirecto: La situación no mejora gracias a una política propia, sino por la proyección de un partido ideal que hace aparecer anticuados a los hasta ahora representantes populares. Aquí no se pone en escena la política como espectáculo, sino que se practica en su variante más antigua y democrática y con gran saber hacer teórico y práctico. Puede que mucho acaba perdiéndose por el camino, pero el hecho es que en materia de análisis y cultura democrática Podemos le está dando ejemplo a los grandes partidos.

¿Y qué hay de los contenidos? Aunque la agrupación, si acaso, pueda compararse con "La Izquierda" en Alemania y a veces se sitúe a Iglesias al lado de los populistas de izquierda en América Latina, muchas de sus exigencias y metas son ante todo correcciones de rumbo para las que sobran argumentos tras los errores y excesos cometidos y el descuido del Estado social. Sin duda, algunas promesas, como la renta básica para todos, suenan populistas o difíciles de financiar. ¿Pero acaso las ayudas Hartz IV en Alemania son tan distintas? Ya ahora, el debate con Podemos le ha venido bien a España.