De suicidios no se informa en los medios. Es esta la regla que aprendí hace más de 13 años en la escuela de periodismo y es esta la

regla que ya desde antes conocía de mi trabajo en varias redacciones. No se informa, y ya está. Informando, tan solo se atraería a imitadores, las cifras de diversos estudios así lo demuestran.

¿Pero de dónde proceden estas cifras? Se recaban aquellas veces cuando, en contra de los preceptos, sí se informa de los suicidios. Sucede, por ejemplo, cuando muere algún personaje famoso y no cabe callarse la causa de defunción. Es un hecho que Kurt Cobain no murió de viejo, como tampoco lo hizo el portero alemán Robert Enke. Si se es un aficionado o un admirador de estos personajes se quiere entender por que tomaron semejante decisión.

Con frecuencia, detrás de ella se encuentran enfermedades severas como la depresión, de la que, por supuesto, hay que informar. También de aquello en lo que puede desbocar. El suicidio no debería ser un tabú, afecta a demasiadas personas. No solo se trata de que el suicidio se haya convertido en la causa de muerte no-natural más frecuente en España. Un suicidio, como también la muerte en accidente de tráfico, afecta a más de 100 personas. Al lado de familiares, amigos, conocidos, vecinos, también a policías, bomberos, socorristas, viandantes. Está a la vista de todos.

¿Se ha de comenzar por ello a informar de todo suicidio? No, desde luego que no. Pero nos hemos ocupar más del tema. Esto es también lo que reclaman las organizaciones de ayuda que día a día se ocupan profesionalmente de este asunto.

Convertir algo en tabú a nadie ayuda. El tabú es el fin de la comunicación. Si la comunicación se rompe, acabas solo. Y precisamente esto es lo que hay que evitar en el caso del suicidio. Porque de lo contrario se es silenciado a muerte.