Mallorca und die Nachbarinseln sind solidarisch. Sie sind bereit, Flüchtlinge, vor allem Frauen und Kinder, aus Afghanistan aufzunehmen. So hat es die Balearen-Regierung diese Woche klargestellt, nachdem die Taliban-Kämpfer das Land in ungeahnter Geschwindigkeit erobert hatten. Die Aussage der Inselregierung ist ein positives Signal der Menschlichkeit. Mehr allerdings auch nicht. Schließlich liegt Palma – vom Mittelmeer umgeben und gute 7.000 Kilometer entfernt – nicht gerade auf der Hauptroute der Menschen, die vor den Taliban flüchten.

Andererseits ist die Vorstellung einer geschützten Insel weitab vom internationalen Migrationsgeschehen völlig irreführend. Krisen kommen plötzlich. Flüchtlingsrouten ändern sich schnell. Und Mallorca liegt nur etwa 20 Motorboot-Stunden von der algerischen Küste entfernt. Wichtiger noch, als der Welt menschliche Botschaften zu senden, wäre es also, notfalls auf eine schnell ansteigende Zahlen von Mittelmeer-Flüchtlingen vorbereitet zu sein, die über die Balearen Zuflucht in der EU suchen. Wo und wie kann man sie in würdigen Umständen unterbringen und versorgen? Wie würden sich in diesem Fall die spanische Zentralregierung und der Rest der EU verhalten? Wäre Mallorca nur ein Durchgangslager für die weitere Verteilung auf geeignetere Orte auf dem Festland? Oder säßen die Menschen – wie auf den Kanaren geschehen – plötzlich Monate lang auf den Balearen fest? Diese Fragen sollten klar geregelt sein, während man gleichzeitig daran arbeiteten sollte, dass der Notfallplan nie zum Einsatz kommen muss.

Mallorca requiere un plan de emergencia para la migración

Las Islas Baleares son solidarias. Dispuestas a acoger a los refugiados, más aún si son mujeres o niños, procedentes de Afganistán. Así lo ha dejado claro esta semana el Govern después de que las milicias talibanes hayan conquistado vertiginosamente el país. La declaración de los gobernantes isleños es una señal positiva, una señal de humanidad. Pero nada más. Al fin y al cabo, Palma, rodeada por el Mediterráneo y a 7.000 kilómetros de distancia, no se encuentra precisamente en la ruta principal de las personas que huyen de los talibanes.

Por otro lado, la idea de una isla protegida y alejada de las migraciones internacionales es muy engañosa. Las crisis llegan de repente. Las rutas de los refugiados cambian rápido. Y Mallorca está a solo unas 20 horas en lancha desde la costa argelina. Así que, aún más importante que enviar mensajes humanitarios al mundo, sería estar preparados, en caso necesario, para un número cada vez mayor de refugiados mediterráneos que busquen refugio en la UE a través de nuestras islas. ¿Dónde y cómo pueden ser alojados y atendidos en condiciones dignas? ¿Cómo se comportarían el Gobierno español y el resto de la UE en este caso? ¿Sería Mallorca solo una escala transitoria para la posterior distribución a lugares más adecuados en la península? ¿O la gente – como ocurrió en las Islas Canarias – se quedaría atrapada en las Islas Baleares durante meses? Estas preguntas requieren respuestas claras, al tiempo que se debería trabajar para que el plan de emergencia no tenga que aplicarse nunca.