Späte Genugtuung in zwei Fällen: Das Modelo 720 wird zwar nicht abgeschafft, aber doch seine drakonischen Strafen. Gleichzeitig wird dem Immobilienunternehmer Matthias Kühn im Fall des Bauprojekts Muleta II in Port de Sóller recht gegeben. Zwei Fälle, die jahrelang die Justiz beschäftigt haben. Zwei Fälle, die nun mit einer Klatsche für den Staat enden.

Und deren Ergebnis doch nicht überraschend ist. Der spanische Staat hat jahrelang in Sachen Auslandsvermögenserklärung auf Durchzug gestellt. Und dachten die balearischen Behörden in den vergangenen 15 Jahren wirklich, dass man einfach ein genehmigtes und bereits angelaufenes Bauprojekt ohne Konsequenzen beerdigen kann, indem man das Gebiet unter Naturschutz stellt?

Bemühungen nicht verkehrt

Im Prinzip waren waren die Bemühungen ja nicht verkehrt. Die Abwägung zwischen Naturschutz und Immobilienbau wird die Balearen immer beschäftigen. In Zukunft noch mehr als bisher. Und die Korruption durch die Offenlegung von Auslandsvermögen zu bekämpfen, ist vom Grundgedanken her auch kein Kapitalverbrechen.

Das Problem ist, wie kopflos die Umsetzung stattgefunden hat. Und ohne Rücksicht auf Verluste. Das ist nicht wie manche schwer verständliche Maßnahme im Zuge der Pandemie, wo in Echtzeit auf eine Entwicklung reagiert werden muss, die nicht abzusehen ist. Nein. Das waren Entscheidungen, die bei vollem Bewusstsein und mit aller Ruhe der Welt getroffen wurden. Wo sich Menschen dachten: Um die Folgen wird sich schon ein anderer kümmern. Jetzt ist es so weit.

La satisfacción, en ambos casos, llegó a posteriori: El Modelo 720 no se elimina, pero sí sus draconianas sanciones. Y se le da la razón al empresario Matthias Kühn en el caso del proyecto inmobiliario Muleta II en Port de Sóller. Dos casos que durante años han mantenido ocupados a los juzgados. Dos casos que acaban con una bofetada para el estado. Y cuya sentencia, pese a ello, no es ninguna sorpresa. El estado español durante años ha hecho oídos sordos cuando de la declaración de bienes en el extranjero se trataba. ¿Y las diferentes administraciones baleares realmente pensaban que podían enterrar un proyecto de contrucción previamente autorizado sin ningún tipo de consecuencias, simplemente declarando el terreno como suelo rústico?

Y eso que la motivación no era la equivocada. En Baleares siempre habrá que sopesar construcción y protección del paisaje. En el futuro aún más que hasta ahora. Y combatir la corrupción a través de la declaración de bienes en el extranjero tampoco suena como un pecado mortal. El problema es la falta de previsión en el momento de ponerlo en práctica. Esto no es comparable con alguna que otra medida extraña durante la pandemia, cuando en medio de un desarrollo impredecible de los acontecimientos se han tenido que tomar decisiones en tiempo real. No. Esto fueron decisiones que se tomaron con plena consciencia y con toda la tranquilidad del mundo. Con alguna persona pensando: Ya se ocupará otro del problema. Ahora ha llegado ese momento.