Mallorca beschließt erstmals einen Schrumpfkurs. Das in dem neuen Tourismusgesetz verankerte Moratorium für die Genehmigung neuer Gästebetten wird nach und nach zu einem Rückgang der Übernachtungsmöglichkeiten auf der Insel führen. Wirtschaftlich aufgefangen werden soll der daraus resultierende Einnahmeverlust durch ein hochwertigeres Angebot, vor allem in den Hotels. Dass es besonders auf Mallorca und Ibiza zumindest in der Hochsaison zu voll geworden ist, ist auf den Inseln schon lange partei- und branchenübergreifender Konsens – die Pandemie und die mit ihr einhergehenden Schockwellen haben diese Erkenntnis nur noch gefestigt.

Mit ganz wenigen Ausnahmen sind sich die Bewohner der Insel darüber einig, dass es so nicht weitergehen konnte – das Gesetz zieht daraus die Konsequenzen. Selbst der Verband der Ferienvermieter hält den Schrumpfkurs als Zielvorgabe für prinzipiell richtig. Dabei ist es dieser Bereich, der wohl am meisten Einbußen zu verzeichnen haben wird. Aber auch das ist wohl beabsichtigt, schließlich hat die Ferienvermietung ein weiteres Problem der Inseln verschärft: die in die Höhe geschossenen Immobilienpreise.

Hier spielen allerdings auch die massiven Investitionen kaufkräftiger Ausländer eine Rolle. Wer dieser Tage in einheimische Gespräche, Nachrichten und Verlautbarungen hineinhorcht, wird feststellen, dass auch hier die Stimmen lauter werden, dass das so nicht weitergehen kann. Ganz ähnlich hatte vor der Pandemie auch die Diskussion um das Zuviel an Tourismus an Fahrt aufgenommen.

Decrecimiento en Mallorca: De los turistas a los propietarios

Mallorca decide por primera vez decrecer. La moratoria a la aprobación de nuevas camas turísticas consagrada en la nueva ley de turismo conducirá gradualmente a una disminución del alojamiento en la isla. La consiguiente pérdida de ingresos habrá de compensarse económicamente con ofertas de mayor valor agregado, especialmente en los hoteles. Desde hace tiempo existe consenso en las islas acerca de que sobre todo Mallorca e Ibiza, al menos en temporada alta, se han llenado demasiado. La pandemia y las ondas de choque que la acompañaron no han hecho más que reforzar esta constatación.

Con muy pocas excepciones, los isleños están de acuerdo en que las cosas no pueden seguir así. La ley saca las conclusiones. Incluso la asociación del alquiler vacacional, en principio, da por bueno el objetivo del decrecimiento. Y ello pese a que sea este sector el que probablemente sufrirá más las consecuencias. También ello, probablemente, sea intencionado. Después de todo, los alquileres vacacionales han exacerbado otro problema: la vertiginosa subida de los precios de la vivienda.

Claro que en ella también juegan un papel importante las masivas inversiones de extranjeros de alto poder adquisitivo. Quien escuche con atención las conversaciones locales, las noticias y los anuncios de estos días, se dará cuenta de que cada vez suenan más voces que dicen que esto no puede seguir así. Antes de la pandemia, el debate sobre el exceso de turismo había comenzado a andar de una manera muy parecida.