La mayoría de la población isleña ni se habrá dado cuenta de que han vuelto a suprimirse algunas restricciones Covid. De por sí, ya nos hemos acostumbrado a la durante tanto tiempo esperada „nueva normalidad“. ¿Qué más da si ahora vuelve a permitirse en el interior de los bares el cien por cien del aforo? Ponerse la mascarilla ya casi es algo instintivo al entrar en un supermercado. Y el hecho de que se mantenga la prohibición estricta de fumar en las terrazas de los bares es una bendición para la mayoría de los no fumadores. De momento, podemos seguir así, ¿no cierto?
La confianza con la que Mallorca puede afrontar el invierno en gran medida depende –aparte de las restricciones, la capacidad hospitalaria y la responsabilidad individual– de la cuota de vacunación. La pauta completa la tiene casi el 82 por cien de la población mayor de 12 años, a un dos por cien adicional aún le falta la segunda dosis. Aunque las comparaciones no son fáciles debido a los diferentes criterios de edad en las estadísticas, está claro que las islas están en una posición mucho mejor que Alemania donde la incidencia vuelve a subir de manera clara. Es evidente la importancia que ha adquirido la vacunación frente a las demás herramientas contra el Covid, más aún mirando a países como Rusia. El Govern balear, por tanto, debería hacer todo lo posible para aclarar los muy difundidos malentendidos y las medias verdades, eliminar los obstáculos a los que se enfrentan los extranjeros dispuestos a vacunarse y hacer ofertas pragmáticas de vacunación.