Ses Covetes es de los lugares que a uno le habría gustado conocer hace tiempos, antes de que la playa natural de Es Tranc atrajera las masas. En aquel entonces, quizás no importara que las cosas se tomaran algo a la ligera: desde las viviendas vacacionales sin licencia, pasando por una urbanización ilegal que tardó más de 20 años en ser demolida, hasta aquello de aparcar en donde a uno le plazca entre las dunas. Sucede, sin embargo, que desde hace más de una década esta playa en verano alberga a varios miles de visitantes. Y pese a ello las autoridades durante mucho tiempo han pretendido que Ses Covetes siga allí, en el limbo legal.

Por eso el cierre del más importante de los aparcamientos por falta de una licencia solo aparentemente es el problema. Por supuesto que uno se pregunta por qué todavía no se ha encontrado una solución si la prohibición de aparcar allí los coches data de finales del año pasado. Ahora, poco antes de la temporada alta (y antes de las elecciones) crece la preocupación. Pero el verdadero escándalo es que uno de los más importantes tesoros naturales de la isla se haya dejado a la buena de Dios. El Govern y el Consell gustan usar las imágenes de la paradisiaca playa para promocionar Mallorca, pero por lo demás poco se ocupan de su necesaria protección. Y el municipio de Campos, si bien ingresa millones de euros con las concesiones de chiringuitos y hamacas, nunca ha impulsado en serio un proyecto de aparcamiento en el casco urbano con servicio de transporte hacia la playa. Es asimismo diciente que alguien tuviera que presentar una denuncia para que las autoridades se ocuparan de la legalidad del aparcamiento entre las dunas. Y ello que Es Trenc es casi que la única fuente de ingresos turísticos de Campos, que solo cuenta con pocos hoteles.

Probablemente, de alguna manera, se acabará encontrando una solución provisional para evitar un caos de aparcamiento en esta temporada. Ojalá sea el último apaño en una playa tan estimada por todos.