El reproche de que los alemanes están comprando toda la isla no solo no se corresponde a la realidad, sino que es incompleto: allí donde hay un vendedor hay también un comprador. Y en tiempos como los que corren, con los precios aún bajos, más de un mallorquín puede darse por satisfecho de encontrar un comprador. Después de décadas en los que los alemanes y otros extranjeros han comprado propiedades en Mallorca, además resulta legítimo citar lo que con frecuencia se escucha en conversaciones, no importa si de bar de pueblo, con ecologistas o arquitectos: que estos extranjeros - al contrario de los mallorquines - cuidan de su propiedad de manera ejemplar.

Esto vale a pequeña escala: los antejardines de Peguera denotan la misma pedantería en el cuidado que los de la ciudad alemana de Paderborn. Pero resulta cierto también a mayor escala, como demuestra una mirada a las digamos que algo más extensas propiedades de la isla en manos de extranjeros. Hablamos no solo de la familia Oehm, que desde hace años limpia y reforesta la pequeña península de Caló des Moro (pág. 4-6). Allí está también la familia del industrial Peter Eisenmann que ha convertido las 1.000 hectáreas de Es Fangar en una possessió ecológica que solo abre al público en ocasiones especiales, como por ejemplo un torneo de equitación (pág. 21). Y allí está también la igualmente gigantesca finca de Ariant, donde la suiza Heidi Gildemeister creó un jardín de ensueño y su esposo peruano-alemán se dedicó a la explotación ecológica antes de donar la propiedad a la fundación del voltor negre. De los propietarios mallorquines, en cambio, si acaso la familia banquera de los March cabría en esta serie: su finca Ternelles está excelentemente cuidada, pero se limita el acceso a los visitantes. Por supuesto que no todos los mallorquines disponen de las posibilidades financieras para convertir su propiedad en una finca modélica. Pero aquí y allá hay dinero de sobra que podría ser invertido en la protección del paisaje. El compromiso con la naturaleza no ha de ser solo cuestión de los alemanes.