Cuando al finalizar el plan de vuelo de invierno despegue el último avión de Air Berlin desde el aeropuerto de Son Sant Joan, no solo cabrá nostalgia. La marcha de la empresa que acompañó a Mallorca durante tantos años y contribuyó en parte al éxito de este destino turístico conllevará consigo una serie de problemas o por lo menos cuestiones abiertas.

Con la marcha de Air Berlin se pierde a un importante empleador en la isla, y más de uno de los que vivían y trabajaban en Mallorca tendrá que orientarse de nuevo. Los animalistas alemanes, por su parte, temen por el transporte de sus mascotas: llevar a perros en la cabina no era mayor problema con esta compañía. Y al igual que muchos asiduos visitantes de Mallorca se sienten a gusto en su hotel favorito y vuelven allí todos los años, también muchos pasajeros se sentían como en casa a bordo de la aerolínea berlinesa. Por no mencionar a los residentes extranjeros que cada año en diciembre podían facturar de manera gratuita en el vuelo a la isla su árbol de Navidad. La oferta, que este año se podrá aprovechar por última vez, solo era un gesto, pero demuestra que Air Berlin, a pesar de los cada vez mayores recortes de los últimos años, no era una aerolínea de bajo coste.

Por lo tanto, buscar vuelos a Mallorca será más complejo. ¿Qué será de los vuelos al medio día desde Francfort? ¿Y qué de la conexión aérea de aeropuertos regionales con la isla? Los competidores están en los puestos de salida, y eso no deja de ser positivo. Habrá nuevas ofertas, una nueva competencia, tal vez varias compañías donde antes dominaba una. Después de los muchos titulares negativos, el drama empresarial de Air Berlin está a punto de terminar y será posible empezar de nuevo. Sólo queda desearle a la compañía que le salga bien la despedida, sin vuelos cancelados y ojalá con una solución generosa en lo que a los programas de puntos de sus clientes se refiere. Así, el último corazón de chocolate a la salida del avión no será para comer, sino para guardarlo como recuerdo.