Los alquileres no son cuestión de nacionalidad
No es noticia que haya escasez de viviendas asequibles en Mallorca. Tampoco es noticia que los alquileres para las familias monoparentales, las familias o las personas con bajos ingresos sean casi inasequibles. En realidad, es obvio que los residentes alemanes también se ven afectados por ello y que se verán más y más afectados en el futuro, como muestra el caso de un pensionista en Cala Ratjada. Al fin y al cabo, los alemanes de Mallorca no somos todos millonarios, sino que en muchos casos formamos parte de la población trabajadora o jubilada de a pie, la que tarde o temprano se queda sin fuerzas –o mejor: sin dinero–en la espiral ascendente de los alquileres, al igual que los miembros de todas las demás nacionalidades.
Se olvida fácilmente que incluso los alemanes de la isla –no la gran masa, pero sí algunos– pueden convertirse en víctimas, cuando somos –con razón– culpados por muchos españoles del hecho de que los precios hayan subido tanto. Al fin y al cabo, suelen ser los ciudadanos alemanes los que en la actualidad pueden adquirir propiedades en la isla e incluso comprar casas de lujo sin pestañear. También son los que con frecuencia convierten los pisos de alquiler permanente en viviendas vacacionales. Pero enfrentar a las nacionalidades entre sí no ayuda, como tampoco ayuda en otros contextos, sobre todo porque algunos mallorquines también se benefician de la situación mientras otros la sufren. Una vez más, son los políticos los que tienen que resolver el lío. Deià está dando un buen ejemplo. ¿Pero es suficiente?