Imagínese que estamos en pandemia... y a nadie le importa. Eso parece estar sucediendo en Mallorca. Las cifras se disparan, los hospitales se están llenando. Sin embargo, el estado de ánimo de parte de la población y, sobre todo, de la política, sugiere que la pandemia es agua pasada. Aunque muchas empresas están cancelando sus cenas de Navidad, hay fiestas navideñas que acaban mal. En un caso, casi la mitad del personal dio posteriormente un resultado positivo, a pesar de que todos habían sido vacunados por partida doble y, en algunos casos, por partida triple. Y aunque se realizaran pruebas rápidas bajo supervisión médica antes de la fiesta.
Este ejemplo lo demuestra: La vacunación no garantiza que uno no se infecte o enferme. Suele garantizar una evolución más suave de la enfermedad. Pero el efecto de la vacunación es cada vez menor. De ahí que sea casi una negligencia que España hasta ahora solo haya facilitado la vacuna de refuerzo a los mayores de 60 años y sólo el jueves (16 de diciembre) tomó la decisión de proporcionar una tercera dosis también a la población mayor de 40 años.
¿Y los políticos de la isla? Siguen observando, perdiéndose en minucias de su normativa del pasaporte covid en vez de extenderlo a gran escala a la vida pública. La viróloga alemana Sandra Ciesek advirtió el miércoles: „Estamos en alarma roja“, Alemania podría experimentar una especie de tsunami como en la primera ola. En Mallorca, podría ser aún más grave si el Govern sigue actuando con tanta parsimonia.