A primera vista, Mallorca está bien preparada para los incendios forestales. Los bomberos del Ibanat están bien entrenados y responden al menor incendio con todas las fuerzas disponibles. Lo que a veces parece ir detrás de un mosquito con un tanque es una parte esencial de la lucha eficaz contra los incendios. Una vez que el fuego se ha propagado, es difícil controlarlo, como ocurrió en el incendio forestal de Andratx en julio de 2013, cuando los bomberos llegaron al lugar de los hechos a los 14 minutos. Pero incluso eso fue demasiado tarde. Además, las distancias en Mallorca son más cortas, lo que facilita una intervención rápida. Por eso hay menos incendios de grandes dimensiones en la isla que en la península.
Pero ésta es sólo una cara de la moneda. El cambio climático y sus consecuencias hace tiempo que han llegado a Mallorca. Y con el aumento constante de las temperaturas, también crece el peligro de incendios devastadores. Los árboles están cada vez más estresados y ya no soportan tan bien las plagas, lo que los convierte en presa fácil de las llamas. Los veranos son cada vez más largos, lo que también aumenta considerablemente el riesgo de incendios forestales. Y, por último, también es gracias a la pura casualidad y a una buena ración de suerte que no se hayan producido incendios más graves en Mallorca en los últimos años. Esto también lo tienen claro los responsables de las autoridades forestales. Así que la suerte también se puede acabar en cualquier momento.