Los que ya han estado en la zona más afectada por la borrasca Juliette afirman que nunca habían visto tanta y tan extensa destrucción en Mallorca. Cerca de un millón de árboles podrían estar dañados. En la Serra de Tramuntana se necesitará de mucho trabajo de reconstrucción y paciencia en los próximos meses y años.
Al mismo tiempo, no pocos agricultores y propietarios de fincas se preguntarán si su esfuerzo no será en vano porque en algún momento llegará la próxima borrasca y podría volver a deshacer años de trabajo. En vista de la crisis climática, hay pocas dudas de que ese „algún día“ será más pronto que tarde. Desde 2018, las Islas Baleares han padecido casi todos los años violentos temporales. Con consecuencias mucho más graves para el medio ambiente y seres humanos que en décadas anteriores. Basta pensar en la catástrofe de las inundaciones de Sant Llorenç en octubre de 2018.
También por ello, la protección del clima debe tomarse por fin en serio, tanto por parte de la población como por parte de los políticos. La iniciativa Assemblea Ciutadana pel Clima ha presentado algunas drásticas propuestas para frenar el cambio climático en Baleares. Límites máximos para los veraneantes, para los coches de alquiler, para el tráfico aéreo, para el transporte marítimo... Muy pocas de estas propuestas podrán ponerse en práctica tal cual. Pero quien realmente quiera avanzar en la protección del clima tiene que comenzar a imponer, por fin, medidas incómodas.