Espectadores en las elecciones
Cuando este domingo se elijan en Mallorca –como también en otras partes de España– el gobierno autonómico, el consejo insular y los ayuntamientos, los alemanes, tan amantes de la isla, en gran medida permanecerán como espectadores. Sólo tienen derecho a votar en las elecciones municipales, y para ello es necesario estar empadronado en el ayuntamiento, algo que –a menudo por motivos fiscales– no todo el mundo hace. Solo 4.912 ciudadanos alemanes están inscritos en Mallorca en el censo electoral. Sus votos pueden marcar la diferencia en algún que otro municipio pequeño, pero por lo demás no tienen mayor peso. Esto contrasta con la magnitud de las inversiones alemanas y el gran interés que despierta la isla, pero difícilmente cambiará mientras sean tantos los que, aunque vivan aquí, prefieren el cómodo papel de huésped y no se implican realmente con la isla. Y, desde luego, esto también vale para los demás niveles políticos, en los que –Estado nación es Estado nación, incluso en la UE– el poder político sigue estando en manos de los lugareños. Son ellos los que discuten y deciden sobre cuestiones que afectan directamente a los propietarios y veraneantes alemanes. Los empresarios lo saben e intentan ejercer un poco de influencia en vísperas de las elecciones. En el pasado, fueron los grandes operadores turísticos alemanes los que advertían más o menos discretamente de los vaivenes políticos de la izquierda, esta vez son las agencias inmobiliarias. Pero nunca ha servido de mucho. Demasiados de nosotros seguimos siendo espectadores interesados.