Noch ist es nur ein Planspiel, noch ist die Finanzierung nicht hundertprozentig sicher, noch ist ungewiss, ob sich das alles tatsächlich realisieren lässt. Dennoch: Der nur von der Landesregierung vorgestellte „Strategische Investitionsplan Balearen 2030“ macht Hoffnung auf bessere Inseln.

Stand jetzt ist: Die Balearen sind gewaltige Klima- und Umweltsünder. Die über zwei Milliarden Euro, die bis 2030 in nachhaltige Mobilität, Kläranlagen, erneuerbare Energien und eine zukunftsweisende Wasserstofffabrik fließen sollen, werden das nicht grundsätzlich ändern, aber doch abmildern.

Auch die Investitionen in neue, innovative Wirtschaftszweige sowie in die Wettbewerbsfähigkeit der bestehenden ist sinnvoll: Mallorca und die Nachbarinseln werden weiter vom Tourismus leben, aber sie brauchen dringend zusätzliche Einnahmequellen und Perspektiven. Und dafür muss dann auch – das ist die vierte Achse – kräftig in Bildung und Gesundheitswesen investiert werden.

Die Landesregierung präsentiert diesen erst durch die Corona-Hilfsgelder der EU ermöglichten und mit 4,6 Milliarden Euro dotierten Investitionsplan zu Recht als eine historische Chance. Das sehen auch die Gewerkschaften, Unternehmerverbände und sonstige gesellschaftlichen Gruppierungen so, die der Vorstellung beiwohnten.

Das könnte hoffnungsvoll stimmen, wenn da nicht ein Problem wäre: Die konservative PP und die rechtsextreme Vox, immerhin 2023 mögliche Regierungsparteien, verweigern sich dem Zukunftsbündnis. Das ist politisches Kalkül, sicher. Aber deswegen nicht weniger verantwortungslos.

Una oportunidad histórica, ¿pero dónde está el PP?

Todavía es tan solo un ejercicio de planificación, todavía no está asegurada al cien por cien la financiación, todavía es incierto que todo esto pueda realizarse. Sin embargo, el „Plan de Inversiones Estratégicas Baleares 2030“, presentado por el Govern, permite albergar la esperanza de unas islas mejores.

Hoy por hoy, las Islas Baleares son grandes pecadoras tanto en la protección del clima como en la del medio ambiente. Los más de dos mil millones de euros que se destinarán a la movilidad sostenible, a las depuradoras, a las energías renovables y a una fábrica de hidrógeno de aquí a 2030 no cambiarán fundamentalmente esta situación, pero la mitigarán.

También tiene sentido invertir en sectores económicos nuevos e innovadores, así como en la competitividad de los existentes: Mallorca y sus vecinas seguirán viviendo del turismo, pero necesitan urgentemente fuentes de ingresos y perspectivas adicionales. Y para ello, –este es el cuarto eje– hay que invertir también fuertemente en educación y sanidad.

El Govern con razón presenta este plan de inversiones –solo posible gracias a las ayudas de la UE y dotado con 4.640 millones de euros– como una oportunidad histórica. Esta es también la opinión de sindicatos, empresarios y actores sociales que asistieron a la presentación del viernes. Todo ello podría ser esperanzador si no hubiera un problema: el PP y el ultraderechista Vox, ambos posibles partidos de Gobierno en 2023, se niegan a unirse a la alianza para el futuro. Por cálculo político, sin duda. Pero eso no lo hace menos irresponsable.