Wir müssen Strom sparen. Angesichts der Ukraine-Krise und der bereits wahrgemachten Drohung von Russlands Präsident Wladimir Putin, die Gaszufuhr in den Westen abzudrehen, bleibt dem Rest Europas gar nichts anderes übrig. Es ist ein Stück weit wie immer: Erst wenn es überhaupt nicht mehr anders geht, wird die Menschheit aktiv.

Und Spanien hat es vorgemacht: In einem Dekret wurde Anfang August einfach verfügt, dass im Sommer geschwitzt und im Winter gefroren wird – will heißen: Klimaanlage auf mindestens 27 Grad und Heizung auf höchstens 19 Grad. Außerdem wird die Beleuchtung um 22 Uhr abgeschaltet.

Die Politik macht einfach

Die Politik fragt hierzulande gar nicht lange nach Befindlichkeiten, sondern macht einfach. Das kann man, wie etwa in der Corona-Krise, autoritär finden. Man könnte aber auch sagen, dass es anders offenbar nicht geht, dass die Lage ein entschlossenes Handeln erfordert.

Und siehe da, die ersten Ergebnisse geben der Politik recht. Der Stromverbrauch ist landesweit im August bereits deutlich zurückgegangen, obwohl es heißer war als im Vorjahresmonat und die Klimaanlagen in den Privathaushalten sicher länger in Betrieb waren. Währenddessen wird in Deutschland weiter darüber diskutiert, ob man im Winter nur noch lauwarm duschen oder vielleicht gar nur noch einen Waschlappen verwenden darf oder ob man in seiner Wohnung frieren muss. Wir haben keine Zeit mehr, uns mit derartigen Dingen aufzuhalten. Unabhängig von Putins Launen ist der Klima-Notstand längst Realität.

Tenemos que ahorrar energía. Ante la crisis de Ucrania y la amenaza del presidente ruso Vladimir Putin de cortar el suministro de gas a Occidente, que ya se ha hecho realidad, el resto de Europa no tiene otra opción. Es un poco como siempre: solo cuando no hay otro camino, la humanidad pasa a la acción. Y España ha mostrado el camino: con un decreto de principios de agosto, decidió que en verano hemos de sudar y en invierno hemos de pasar frío, es decir: aire acondicionado a un mínimo de 27 grados y calefacción a un máximo de 19. Además, las luces se apagan a las 22 horas. Los políticos de este país no dedican mucho tiempo a preguntar por las sensibilidades, sino que pasan directamente a la acción. Esto se puede considerar autoritario, como en la crisis del covid. Pero también se podría decir que no hay otro camino, que la situación requiere una acción decisiva.

Y los primeros resultados dan la razón a la política. El consumo de electricidad ya ha descendido significativamente en todo el país en agosto, a pesar de que hizo más calor que en el mismo mes del año pasado y de que los aparatos de aire acondicionado de los hogares seguramente estuvieron más tiempo en funcionamiento. Mientras, en Alemania continúa el debate sobre si la gente debe asearse con agua tibia en invierno, o tal vez sólo con una franela, o si se ha de pasar frío en la casa. Ya no hay tiempo para entretenernos con ello. Con independencia de los caprichos de Putin, la emergencia climática es una realidad desde hace tiempo.